Como cada año, la OCDE, publica cifras, indicadores sobre educación, que nos permiten conocer lo "macro" de la educación de los países que participan de esta organización. Deberían ser datos para la reflexión, no para la clasificación ni el establecimiento de etiquetas y ranking. Su gran aporte podría ser hacer reflexionar a los responsables políticos y sociales para hacer una mejor reparto de los recursos disponibles, para trabajar por establecer sistemas más equitativos, pero no bajo la óptica que parece dominarles, es decir, la productividad económica, el utilitarismo, la formación para el trabajo (la producción), sino para construir un mundo más habitable, más justo, más solidario, más pacífico (no sólo por ausencia de conflictos armados, sino también por la ausencia de injusticias y de un mal reparto de los recursos disponibles, etc.). El mundo se divide en países ricos que explotan a los más pobres, y dentro de cada país, existen ricos que explotan a otros conciudadanos más pobres, este mundo parece vivir en una esquizofrenia colectiva que se nos escapa su comprensión.
Claro en estas "fotos" de indicadores no aparecen, aunque algo se pueda intuir, la cara ni la situación de los niños y niñas que viven y habitan detrás de ellas, esos problemas reales de carne y hueso que soportan las consecuencias de los egoísmos e incongruencias del ser humano. Tampoco aparecen los rostros ni el esfuerzo de los docentes que, en todo el mundo, trabajan y se entregan a la tarea sin reservas ofreciendo lo mejor de sí. Sólo aparecen cifras y datos, que con frecuencia, camuflan detrás de sí una realidad que no siempre se corresponden exactamente lo que dicen representar. Me refiero a que los datos que facilitan los países pueden tener sesgos.
Pero lo más importante quizá sea saber leer la realidad que se dibuja por estos indicadores y comprobar como aquellos que alcanzan un nivel de formación más bajo, están en desventaja para alcanzar niveles de vida más dignos y mejores. Y, a pesar de la obviedad y conocimiento por parte de todos de estos hechos, sin embargo, no conseguimos tomar la medidas adecuadas para crear las condiciones para que los más desfavorecidos puedan mejorar realmente sus condiciones de vida.
De cualquier forma, cuando observamos a través de los ojos la realidad que nos circunda, podemos tener sentimientos contradictorios sobre la realidad social de los países. Quizás sería interesante relacionar estos macro datos con otros índices tales como la inseguridad ciudadana, el número de personas que viven por debajo del umbral de la pobreza, los índices de robos, los índices de homicidios dolosos, etc., pues parece que justamente existe una alta correlación entre pobreza y los bajos niveles de educación. Me atrevería a decir que aun dentro de la injusticia e inequidad existente en los países de renta más alta de la OCDE, la brecha social con y en los países que no pertenecen a esta organización debe ser tremenda, a juzgar por las graves deficiencias existentes en derechos tan esenciales como la alimentación, la educación y la medicina.
Pero para que cada uno saque sus propias conclusiones, aquí os dejo los datos que se ofrecen.
Informe general.
Informe por países
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