domingo, 7 de mayo de 2017

La educación en Finlandia: mucho más que un sistema escolar excelente.


Todos hemos oído y leído numerosos mensajes sobre la excelencia de la educación en Finlandia, pero con frecuencia se olvida que tras la excelencia de esos resultados existen razones, hechos y una larga tradición cultural de compromiso social por la educación que hacen de este derecho fundamental el bien más importante de una sociedad que valora por encima de todo a la educación.

El sistema educativo de un país, como nos recordaba el desaparecido Xavier Melgarejo, se conforma con tres subsistemas: el sistema familiar, el sistema escolar y el sistema social. Y cuando todos ello giran en el mismo sentido y se pone a los estudiantes en la alto del sistema educativo y todos los demás subsistemas se alinean de acuerdo al objetivo común de educar, que es formar personas responsables, autónomas e independientes, entonces resulta que la excelencia es al producto final.


Pero, además, los resultados sociales se consideran mucho más importantes que los resultados escolares, quizás por esa razón se tiene muy claro por todos (familias, docentes, administraciones, etc.), que las metodologías, los recursos, los ambientes de aprendizaje, los resultados, etc., son solo medios para conseguir el fin que se proponen. Y en ese contexto, existe un alto nivel de implicación de las familias, los niños aprenden y practican desde pequeños la autonomía, incluso de ir a la escuela por sus medios siempre que el clima se lo permite.

Existen otros factores como lo difícil que resulta vivir en un clima tan adverso, quizás ello les ayude a esforzarse, a apreciar y valorar el tiempo y el aprendizaje, para afrontar y salvar los obstáculos que la vida les plantea.

También llama la atención el uso tan adecuado de las tecnologías, pues, por ejemplo, no existe una obsesión por los ordenadores, incluso uno diría que los colegios de países y regiones mucho más pobres tienen, incluso de algún modo usan, mucho más estos medios, pero no por ello alcanzan mejores niveles educativos. Como tampoco sucede con la inversión en educación pues numerosos países que invierten más que Finlandia obtienen peores resultados.

Otra gran diferencia es el avance que se está produciendo en la concepción de los espacios de aprendizaje en las nuevas instituciones educativas que se están construyendo; espacios diseñados para crear una atmósfera propicia al aprendizaje, respeto a los demás, uso libre y flexible de espacios y tiempos, que están muy lejos de la tradición reinante en buena parte de las escuelas de muchos países del mundo, donde todo está establecido en horarios rígidos, done la disciplina y el orden son entendidos como silencio y quietud. En este sentido se puede ver a estudiantes durante sus clases utilizando su teléfono para consultar, escuchar música mientras hacen tareas de matemáticas, etc. Además, todos los estudiantes tienen semanalmente clases para manejarse en el hogar, cocinar, planchar, limpiar, etc., por tanto encontrar máquinas de coser, cocinas con todos sus componentes, etc., es lo normal.

Pero, además de todo ello, las instituciones educativas tienen una gran autonomía pedagógica y organizativa. Los docentes trabajan en equipo, los acuerdos y proyectos institucionales son llevados a la práctica porque todos han aportado a su elaboración y los consideran suyos.

El profesorado es clave en todos los sistemas educativos y por ello en Finlandia, solo uno de cada 10 aspirantes llega a ejercer la profesión, ya que consideran que los que eduquen a sus hijos han de ser los mejores, por ello, la selección se hace antes de iniciar los estudios, y se completa con niveles de exigencia muy altos a lo largo del tiempo del periodo de formación. Es curioso, en relación con la formación del profesorado, que, en España en los años 70, suprimiéramos las escuelas anejas a las escuelas de formación del profesorado, supongo que porque no les parecían efectivas; sin embargo, en Finlandia tienen escuelas similares no solo en primaria, sino también en secundaria. Ya que dan gran importancia a la coherencia entre la teoría y la práctica, es decir entre lo que estudian los futuros docentes y las líneas de trabajo que se desarrollan en las escuelas.

Tampoco debemos olvidar que la educación en Finlandia es pública en torno al 94%, eso significa que tienen una educación pública, de calidad y excelencia para todos. Además, este país, se caracteriza, por dar más recursos y ayudas a aquellos que más lo necesitan, de tal modo que las escuelas en medios más desfavorecidos reciben mejores presupuestos. Sin olvidar las ayudas y facilidades a las familias para conciliar la vida laboral y familiar.


Podríamos seguir enumerando aspectos de un sistema escolar de excelencia, pero quizás deberíamos terminar diciendo que el éxito en su sistema educativo es el fruto de una sociedad que valora la educación y en la que desde todos los estamentos se contribuye a un fin común. El sistema educativo se convierte en un crisol en el que se funden las sinergias, los deseos y las finalidades de una sociedad que tiene la más alta consideración de la educación y de sus docentes.


Estas breves reflexiones han sido posibles, especialmente, gracias al interesantísimo y bien organizado viaje del Instituto Escalae, de inmersión pedagógica, que he realizado a Finlandia la última semana del mes de abril.