Hoy os traigo un sencillo artículo sobre la convivencia en la escuela que escribí hace un tiempo en "la Gaceta", pero que puede ser bueno recordar.
Este mundo lleno de prisas y urgencias, aunque no sepamos muy bien para qué, está generando en la sociedad, y en especial en los más jóvenes, hábitos y rutinas consumistas, egoístas y sin anclaje ni referente en el ámbito de los valores, que producen en la escuela efectos nocivos y todavía no bien determinados ni, por tanto, debidamente conocidos y atendidos. Junto a ello, Los nuevos modelos de familia, el rápido aumento de la presencia, en la escuela y la sociedad, cada vez mayor de individuos de otras etnias, culturas, religiones, etc., el número de actos violentos de todo tipo y naturaleza que ve cada niño en la televisión, los videojuegos, Internet, etc. , y las complejas relaciones sociales entre iguales, en interacción con los nuevos medios de comunicación que los mayores, en un buen número, no sabemos utilizar y sólo conocemos sus posibilidades cuando nos enteramos por los telediarios del uso que le dan nuestros hijos, pero que ellos conocen y explotan al máximo, y los ponen a disposición de sus mentes creativas e inquietas, cómo es propio de la preadolescencia y la adolescencia, todo lo cual está produciendo un peligroso cóctel mental difícil de digerir por parte de todos.
Por tanto decir que existe violencia escolar es innegable, puesto que es fruto de nuestra sociedad, y para comprobarlo sólo hay que asomarse a las investigaciones nacionales e internacionales, sirvan como muestra las conclusiones más importantes del último informe ‘Violencia entre compañeros en la escuela 2005’ realizado por el Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia, y que según el director de ese centro son las siguientes: «… de cada cien escolares (entre los 12 y los 16 años):
Setenta y cinco han presenciado algún acto de violencia escolar. La mayoría de los actos violentos presenciados (ocho de cada diez) eran de tipo emocional y la mitad de éstos eran frecuentes;
Quince han sido víctimas de violencia escolar en general. Ocho de cada diez víctimas han sufrido, en concreto, maltrato emocional y de éstas casi cuatro lo han padecido de forma persistente;
Tres han padecido acoso escolar en particular. Nueve de cada diez víctimas de acoso escolar han sufrido maltrato emocional y siete maltrato físico. También siete de cada diez víctimas de acoso escolar son chicas y cuatro de cada diez tienen trece años;
Ocho son agresores. En su gran mayoría (siete de cada diez) son chicos y no suelen usar armas.»
Pero lo más peligroso y preocupante, en estos momentos, además de la realidad que se refleja en los datos más arriba recogidos, es el uso que los medios de comunicación vienen haciendo de estos asuntos, aireando todo lo negativo que sucede en la escuela y en la sociedad, sobredimensionando realidades sociales de acuerdo a sus intereses. Pero, sobre todo, desinformando y produciendo una programación en la que el «fin», lograr la mayor audiencia, es decir, dinero por publicidad, justifica todos los «medios». Aunque luego firmen acuerdos para no dañar a los niños.
La convivencia en la escuela, fruto de todo lo expuesto, se convierte así en un complejo entramado de intereses y actitudes que sólo el decidido apoyo institucional y la generosa colaboración no sólo de la comunidad educativa, sino también de la sociedad en su conjunto, nos permitirá desentrañarla de todo lo negativo para alcanzar una sociedad más justa, más solidaria, comprometida y democrática. Pues como reza el dicho africano: es necesario una tribu (pueblo) para criar (educar) a un niño.
Por tanto decir que existe violencia escolar es innegable, puesto que es fruto de nuestra sociedad, y para comprobarlo sólo hay que asomarse a las investigaciones nacionales e internacionales, sirvan como muestra las conclusiones más importantes del último informe ‘Violencia entre compañeros en la escuela 2005’ realizado por el Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia, y que según el director de ese centro son las siguientes: «… de cada cien escolares (entre los 12 y los 16 años):
Setenta y cinco han presenciado algún acto de violencia escolar. La mayoría de los actos violentos presenciados (ocho de cada diez) eran de tipo emocional y la mitad de éstos eran frecuentes;
Quince han sido víctimas de violencia escolar en general. Ocho de cada diez víctimas han sufrido, en concreto, maltrato emocional y de éstas casi cuatro lo han padecido de forma persistente;
Tres han padecido acoso escolar en particular. Nueve de cada diez víctimas de acoso escolar han sufrido maltrato emocional y siete maltrato físico. También siete de cada diez víctimas de acoso escolar son chicas y cuatro de cada diez tienen trece años;
Ocho son agresores. En su gran mayoría (siete de cada diez) son chicos y no suelen usar armas.»
Pero lo más peligroso y preocupante, en estos momentos, además de la realidad que se refleja en los datos más arriba recogidos, es el uso que los medios de comunicación vienen haciendo de estos asuntos, aireando todo lo negativo que sucede en la escuela y en la sociedad, sobredimensionando realidades sociales de acuerdo a sus intereses. Pero, sobre todo, desinformando y produciendo una programación en la que el «fin», lograr la mayor audiencia, es decir, dinero por publicidad, justifica todos los «medios». Aunque luego firmen acuerdos para no dañar a los niños.
La convivencia en la escuela, fruto de todo lo expuesto, se convierte así en un complejo entramado de intereses y actitudes que sólo el decidido apoyo institucional y la generosa colaboración no sólo de la comunidad educativa, sino también de la sociedad en su conjunto, nos permitirá desentrañarla de todo lo negativo para alcanzar una sociedad más justa, más solidaria, comprometida y democrática. Pues como reza el dicho africano: es necesario una tribu (pueblo) para criar (educar) a un niño.
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