No existe conocimiento verdadero si no admitimos todas visiones de la realidad. El mundo actual nos empuja a un vivir sin vivir, es decir sin ser conscientes de lo que vivimos, y ello, cada vez es menos perceptible; en consecuencia somos más vividos por las circunstancias y nuestro ámbito de decisión se reduce drásticamente pensando que es lo que tenemos que hacer, pero no somos capaces de tomar verdadera conciencia de lo que merece la pena que le dediquemos tiempo y energía. Las necesidades creadas son las hojas que nos impiden ver el bosque; cuando tratamos de cubrir esas necesidades estamos perdiendo la perspectiva de la vida y entramos en la azarosa exigencia materialista que nos atenaza y nos impide ser nosotros mismos, para ser un yo vivido por intereses ajenos que nos manipulan con el permiso y la obediencia de nuestra propia voluntad.
Si quieres sentirte vivo, para un minuto y piensa todo lo que haces no necesario ni importante para ti. Luego valora tu vida, lo que realmente vale la pena vivir, y organiza tu tiempo y tus prioridades para ser más feliz, aunque tengas meno.
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