Una parte importante del artículo:
"... todo en la naturaleza
está regido por ciclos, como la propia vida, períodos temporales que se
reinician justo al finalizar. Y esos ciclos, en nuestra historia más reciente, han
sido especialmente acelerados. Tal es así, que podríamos decir que, entre las
revoluciones más importantes a la que nos enfrentamos, en nuestros días, estaría
la de la obsolescencia, fruto de los avances de la ciencia y las tecnologías,
muy especialmente Internet. Dicen los estudiosos del tema que los que vivieron
hasta, aproximadamente, mediados del siglo pasado podían pasar su existencia y
trabajar toda su vida con lo aprendido en su juventud, es decir, las personas
aprendían una profesión u oficio y podían ejercerlos durante toda su vida laboral,
sin grandes actualizaciones o sobresaltos. El ciclo vital de las personas era
más corto que los grandes cambios en los usos y costumbres del trabajo y las
profesiones. Sucedía algo parecido con el uso de los aparatos, que se podían
usar hasta que, normalmente por el uso, se estropeaban y dejaban de funcionar.
Hoy es absolutamente impensable poder ejercer una profesión solo con la
formación inicial, pues los conocimientos avanzan tan rápido que, en solo tres
o cuatro años sin actualizarnos, estaríamos en grave riesgo de actuar para un
mundo que ya ha dejado de existir. Y, menos aún, podríamos decir de usar, muchos
de los aparatos de los que disponemos, hasta que dejen de funcionar, pues para
entonces, habrán dejado de sernos útiles y funcionales, pues existirán otros
que los superarán en prestaciones y características.
Fruto de ese fenómeno
llamado obsolescencia, nos vienen diciendo desde hace tiempo, que es necesario
mantenernos en formación a lo largo de la vida, como forma de supervivencia. En
ese sentido, José Antonio Marina (2016) afirma que «Para sobrevivir, las
personas, las empresas y la sociedad necesitan aprender al menos a la misma
velocidad con que cambia el entorno; y para progresar, deben hacerlo a más
velocidad que el entorno».
Alvin Tofller, escritor y
futurista de EEUU, por su parte, en su obra de “la tercera ola”, publicada en
1979, nos anuncia la configuración que tomará el mundo después de la era
industrial, ello supone la superación de los modelos de economía, de gobierno,
comunicaciones, etc., además, asegura este autor, que los cambios y las
transformaciones en los diferentes ámbitos, no son independientes entre sí, si
no que están relacionados y son parte de la misma lógica de los fenómenos
generales que vienen aconteciendo. Pero, también nos dice, que para entender la
tercera ola debemos comprender las dos anteriores, la primera “la revolución
agrícola” y la segunda “la revolución industrial” y naturalmente todos los
cambios de modelo social, económico y productivo que ambas llevan consigo. Y,
en consecuencia, con ello llega a afirmar que Los analfabetos del siglo XXI, no
serán aquellos que no sepan leer y escribir … sino aquellos que no puedan
aprender, desaprender y reaprender.
Para leerlo completo pincha aquí.
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