martes, 10 de enero de 2017

¿Qué merece la pena ser enseñando y aprendido en la escuela del siglo XXI?

El papel de la escuela se ha visto sometido siempre, pero, especialmente en los últimos tiempos, a grandes presiones, fruto de los intereses sociales, políticos, económicos,  y corporativos, además de a los cambios y avances del conocimiento, producidos en todos los órdenes de la vida. Su original función de enseñar a leer, escribir y calcular, para el manejo de máquinas y el desempeño de un trabajo o profesión para toda la vida, está lejos de ser suficiente para un alumnado como el actual que cambiará varias veces de trabajo y si no lo hace, desde luego cambiará la forma de llevar a cabo su profesión. Consecuencia de ello, la escuela de nuestros días se enfrenta a la incertidumbre de tener que enseñar y formar a personas que actualmente no sabemos muy bien la formación que realmente necesitarán cuando sean adultos. Pero sí sabemos que en torno al 65% de los estudiantes que hoy transitan por nuestras aulas trabajarán en profesiones que todavía no existen y, por tanto, menos aún sabemos qué formación necesitarán para su desempeño.

Por otro lado, la opinión pública recibe, constantemente, mensajes contradictorios, confusos y poco realistas de lo que sucede y se aprende en las escuelas. La publicación de los resultados de pruebas nacionales e internacionales crean un ambiente de desconfianza y desprestigio hacía la institución escolar y el profesorado que poco tienen que ver con la realidad de lo que se vive y sucede en las aulas. Pues la complejidad que ha tenido siempre enseñar y aprender, se ha visto aumentada exponencialmente gracias al vertiginoso mundo cambiante en el que vivimos. Los avances logrados en el mundo de la ciencia y las tecnologías, que nos sorprenden y conocemos un día sí y otro también, están produciendo una ingente cantidad de información que se duplica cada tres o cuatro años; por lo que cada vez será menos razonable pensar en que se enseñe y aprenda en las escuelas un compendio de lo que se considera más importante, por lo que será necesario proponer un nuevo paradigma educativos que busque el desarrollo de personas que puedan aprender a lo largo de la vida, para así poder responder a las cambiantes demandas personales, sociales y laborales a las que tendrán que enfrentarse.

En ese contexto, parece que lo más necesario que debemos enseñar a los estudiantes, es un conjunto de conocimientos, habilidades, estrategias, actitudes, valores, principios éticos y morales que tengan una aplicación universal en cualquier tipo de contexto y necesidad.

Por tanto, la idea de contenidos curriculares tal y como todavía hoy aparecen en muchos libros de texto escolar, o la forma en la que nos enseñaron a los menos jóvenes, que hoy tenemos la responsabilidad de enseñar, ya ha dejado de tener sentido. Pero tampoco consideramos que sea buena idea, recurrir a la improvisación y la ocurrencia de sustituir o aplicar nuevos modelos sin que cumplan los requisitos necesarios, pues no será útil someter a la sufrida educación a cualquier experimentación pseudoinnvadora que no haya sido avalada por el conocimiento científico y la evidencia de su éxito en la práctica. Pues solo es necesario asomarse a los medios de comunicación para conocer experiencias educativas de dudosa calidad, pero que sus protagonistas venden como la panacea de la educación.

--> En conclusión, tendríamos que convenir en afirmar que la revisión de curriculum de la escuela del sigo XXI debe ser sometida a examen riguroso para sentar las bases de un nuevo modelo, superador de conocimientos estables y permanentes, para sustituirlo por un conocimiento dinámico, abierto, flexible y en constante evolución-adaptación, asentado sobre un modelo de enseñanza y aprendizaje que ponga el acento en potenciar las cualidades naturales del hombre, desarrollando la capacidad del pensamiento eficaz, en el marco de un modelo de sociedad y sistema de producción estable y justo, en el que el bien común sea el gran objetivo, dentro del respeto universal a los derechos humanos. 

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