La escuela que soñamos es una escuela que aprende. Y solo aprende cuando sus docentes aprenden juntos. Esta segunda clave es una invitación a dejar atrás la soledad profesional y a descubrir la fuerza de lo colectivo. Porque la educación, en su esencia, no es otra cosa que un viaje compartido de búsqueda y transformación.
Clave 2: Formación del profesional docente colaborativo para la creación de comunidades de aprendizaje
La escuela que soñamos no se construye en soledad. Requiere del compromiso, la creatividad y la cooperación de todos los docentes que la habitan. La segunda clave nos invita a mirar más allá de la práctica individual y a descubrir la potencia transformadora de la docencia colaborativa y de las comunidades profesionales de aprendizaje (CPA).
I. Necesidad e importancia de la formación para el desarrollo profesional docente colaborativo.
Durante mucho tiempo, la formación del profesorado se concibió como un proceso individual y fragmentado: cursos aislados, talleres puntuales, lecturas personales. Hoy sabemos, sin embargo, que el verdadero aprendizaje docente ocurre cuando se comparte, se contrasta y se construye en diálogo con otros. Como señala Andy Hargreaves (2003), el aislamiento docente es uno de los mayores obstáculos para la innovación educativa. Formarse de manera colaborativa no es una opción, sino una necesidad para responder a los retos complejos de la enseñanza actual.
II. De la práctica docente individual al aprendizaje para una docencia colaborativa.
El tránsito hacia una docencia colaborativa supone un cambio cultural profundo. Significa pasar de la lógica del “mi clase, mis alumnos, mis problemas” a la conciencia de que educar es siempre una tarea compartida. Implica reconocer que cada docente es responsable no solo de sus estudiantes, sino del proyecto educativo común de toda la escuela.
II.1. En busca de un desarrollo profesional docente colaborativo.
El desarrollo profesional colaborativo se fundamenta en la reflexión conjunta sobre la práctica, en el análisis crítico de evidencias y en la búsqueda compartida de soluciones. Como subraya Michael Fullan (2014), los docentes mejoran más cuando aprenden unos con otros que cuando aprenden de manera aislada. La cooperación genuina se convierte, así, en motor de crecimiento profesional y personal.
II.2. Las Comunidades de aprendizaje.
Las Comunidades de Aprendizaje representan una de las expresiones más sólidas de esta colaboración. No se trata solo de grupos de trabajo, sino de auténticas redes donde se comparten visiones, se negocian significados y se construye conocimiento colectivo. En ellas, el aprendizaje no es exclusivo del profesorado: también participan estudiantes, familias y agentes de la comunidad, ampliando la mirada y enriqueciendo el proceso educativo. Wenger (1998) las definió como espacios donde la práctica se transforma gracias a la interacción social, y esta idea sigue siendo hoy profundamente vigente.
III. Hacia un marco del buen desempeño docente colaborativo.
El docente colaborativo es aquel que escucha, que se deja interpelar por otros y que aporta con generosidad su experiencia al servicio del bien común. El buen desempeño, en este sentido, no se mide únicamente por los logros individuales, sino por la capacidad de generar un clima de cooperación, de aprender con otros y de contribuir al crecimiento de la comunidad educativa. Este marco del desempeño colaborativo exige liderazgo compartido, apertura al cambio y confianza mutua.
IV. Anexo: Propuesta sobre cómo desarrollar y poner en práctica las comunidades profesionales de aprendizaje en la escuela.
Poner en marcha una CPA implica algunos pasos esenciales:
1. Construir una visión compartida sobre el propósito de la colaboración.2. Establecer espacios y tiempos regulares para el encuentro y la reflexión docente.3. Trabajar sobre evidencias reales: observación de clases, resultados de aprendizaje, experiencias innovadoras.4. Generar acuerdos colectivos que se traduzcan en mejoras visibles en la práctica.5. Evaluar y ajustar continuamente el proceso, celebrando los logros y aprendiendo de las dificultades.
“Cuando los maestros caminan juntos, la escuela aprende a volar.
En la fuerza de lo compartido nace la esperanza.
La docencia colaborativa es semilla de comunidad y futuro.”
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