En estos momentos de crisis profunda en España, y en buena parte del mundo, estamos perdiendo derechos que sólo logramos después de muchos años de lucha, de trabajo anónimo por parte de muchos trabajadores y trabajadoras.
La reflexión que quiero hacer es la siguiente: si no educamos para que los ciudadanos ejerzan sus derechos, nuestro trabajo como educadores habrá fracasado. Es decir, tenemos que tratar siempre de estar activos como ciudadanos críticos. Pues todos vivimos situaciones en las que presenciamos injusticias pero si no reaccionamos y actuamos ante ellas nos convertimos en individuos de una sociedad apática que, poco a poco, se irá degenerando y perdiendo lo que nuestros mayores nos legaron. Ya que la impunidad de los injustos es la peor recompensa que podemos darles y el mayor daño para la sociedad.
En relación con este asunto he recibido un bonito E-mail que os reproduzco para que podamos disfrutar todos del valor moral que representa esta breve historia:
Una mañana cuando
nuestro nuevo profesor de "Introducción al Derecho" entró en la clase
lo primero que hizo fue preguntarle el nombre a un alumno que estaba
sentado en la primera fila:
- ¿Cómo te llamas?
Me llamo Juan, señor.
¡Vete de mi clase y no quiero que vuelvas nunca más! - gritó el desagradable profesor. Juan estaba desconcertado. Cuando reaccionó se levantó torpemente, recogió sus cosas y salió de la clase. Todos estábamos asustados e indignados pero nadie dijo nada.
Está bien. ¡Ahora sí! ¿Para qué sirven las leyes?... Seguíamos asustados pero poco a poco comenzamos a responder a su pregunta: "Para que haya un orden en nuestra sociedad" "¡No!" contestaba el profesor "Para cumplirlas" "¡No!" "Para que la gente mala pague por sus actos" "¡¡No!! ¿Pero es que nadie sabrá responder esta pregunta?!"... "Para que haya justicia", dijo tímidamente una chica. "¡Por fin! Eso es... para que haya justicia. Y ahora ¿para qué sirve la justicia?"Todos empezábamos a estar molestos por esa actitud tan grosera. Sin embargo, seguíamos respondiendo: "Para salvaguardar los derechos humanos" "Bien, ¿qué más?", decía el profesor. "Para discriminar lo que está bien de lo que está mal"... Seguir... "Para premiar a quien hace el bien."
Ok, no está mal pero... respondan a esta pregunta ¿actué correctamente al expulsar de la clase a Juan?.... Todos nos quedamos callados, nadie respondía. - Quiero una respuesta decidida y unánime.
¡¡No!!- dijimos todos a la vez.
¿Podría decirse que cometí una injusticia?
¡Sí!
¿Por qué nadie hizo nada al respecto? ¿Para qué queremos leyes y reglas si no disponemos de la valentía para llevarlas a la práctica? Cada uno de ustedes tiene la obligación de actuar cuando presencia una injusticia. Todos. ¡No vuelvan a quedarse callados nunca más! Vete a buscar a Juan- dijo mirándome fijamente.
Aquel día recibí la lección más práctica de mi clase de Derecho.
Entre los distintos fines que tiene el Sistema Educativo formar ciudadanos críticos es uno de los esenciales. Educación para la Ciudadanía, tal y como afirmó reiteradamente el profesor Bolivar, es algo más que una asignatura. En estos momentos en que se van desmantelando progresivamente, con paso firme, muchos de los derechos adquiridos durante años, formar ciudadanos/as es una exigencia por la supervivencia de la equidad en la sociedad.
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