Si la educación
es el derecho y el medio más potente para luchar contra la brecha que divide a
la sociedad entre los que lo tienen todo y los que no tienen casi nada, es
decir, es la forma a través de la cual podemos avanzar hacia una sociedad más
justa, democrática, solidaria, equitativa y pacífica; en ese caso, la
obligación de los poderes públicos es dedicar los mayores esfuerzos a lograr
una educación pública de la más alta calidad y eficacia con equidad para que
los países avancen en la dirección correcta y trabajen por lograr el bien
común.
Pero ¿cuál es la
forma más eficaz de mejorar la educación de los países? La respuesta, podríamos
convenir, que es compleja ya que, en ella, están implicadas variables de
diferente índole que, al interactuar entre sí, generan nuevos elementos que no
se pueden controlar de modo directo por no responder a reglas conocidas, y, en
consecuencia, producen fenómenos difíciles de conocer y controlar. Pero según
nos dice la investigación y la experiencia, el factor más decisivo de un
sistema educativo es la calidad de los docentes (Informe Mckinsey 2007), por
ello todos los esfuerzos que realicemos para mejorar la formación y el
bienestar docente, serán de gran ayuda para lograr nuestros objetivos de
mejorar la escuela y la educación.
La cuestión
siguiente que nos debemos plantear es ¿cómo se mejoran las capacidades
profesionales docentes? Y la respuesta que tradicionalmente se ha venido aplicando
de centrar la formación en el profesorado de manera individual, ya hace años que
puso de manifiesto su incapacidad de responder a las expectativas que en ella
se pusieron. Entre otras razones porque responder a las demandas de formación
de los docentes de manera aislada, no generaba el capital profesional
suficiente, argumentado de manera magistral por Fullan, M., & Hargraeves,
A. (2014), entre otros. Por tanto, en estos momentos no podemos seguir insistiendo
en ello y debemos cambiar la mirada hacia la “Formación de Capacidades
Profesionales Docentes” basadas en la escuela, como la forma más adecuada y
eficaz de tener éxito y alcanzar la excelencia educativa para todos sin
excepción. Naturalmente más allá de otras medidas y políticas de carácter
social y económico que protejan más a los que más lo necesitan y creen las
condiciones necesarias para cubrir las necesidades básicas de las personas,
como condición básica para que la educación sea considerada un valor necesario
y el medio para romper el círculo de la pobreza, la necesidad, la violencia y
la fractura social.
Por todo ello, la
tarea que se ha impuesto el Ministerio de Educación de Perú, debe considerarse
que tiene el más alto interés y que, si se mantiene a lo largo del tiempo, con
las condiciones necesarias, alcanzará sus frutos; pues no podemos olvidar que
los planes estratégicos y los cambios en educación, son lentos y necesitan de
largos procesos de desaprendizaje y de adquirir nuevos aprendizajes, que solo
se logran cuando todos ponemos lo mejor de nosotros, confiamos en nuestras
fuerzas y actuamos de manera sistemática y rigurosa, para lograr la
consistencia necesaria en función de las metas que perseguimos. Por tanto
debemos pasar de la queja y la defensa de las visiones particulares, por la
formación docente basada en la escuela y tener como norte de nuestras acciones
las finalidades educativas institucionales, es decir el perfil de egreso de los
estudiantes, tal y como, desde su fundación (2009) se viene trabajando en Escalae System, considerando que la calidad de la educación
es la coherencia entre las finalidades educativas de la institución, lo que
hacemos cada día en las aulas para lograrlo y los resultados que estamos
obteniendo; sistema que requiere poner la mirada en las acciones colegiadas de
los profesionales de la educación a través de la constitución de comunidades
profesionales de aprendizaje docente, a fin de asegurar un trabajo colaborativo
y eficaz.
Pero esos
procesos, a la vez, necesitan que se creen las condiciones institucionales y de
inversión necesaria, para retroalimentar el sistema educativo, con los insumos
necesarios, para que las buenas intenciones, los proyectos, no fracasen por
inanición. Y ello debe ser asumido por todos los poderes públicos, más allá de ideologías
o coyunturas particulares. En consecuencia, debe ser una responsabilidad de las
políticas de estado, que garanticen la continuidad de las acciones pertinentes,
especialmente, en el caso de derechos fundamentales como la educación y la
sanidad, con el fin de avanzar hacia esa
sociedad que la mayoría deseamos.
Para finalizar
decir que los trabajos y el gran empeño que se vienen poniendo, desde el Minedu,
y en particular desde la Dirección de Formación Docente en Servicio (DIFODS), buscan
objetivos de gran valor institucional y educativo, que solo a lo largo del
tiempo podrán evidenciarse, y que, entre otros, podemos apuntar los siguientes:
· Reforzar la autonomía escolar, a la vez
que dotan a los profesionales de la educación de una formación centrada en la
escuela que les debe permitir trabajar a corto, medio y largo plazo, en función
de unas finalidades educativas que, dentro del marco constitucional y legal del
estado, han sido contextualizadas para cada centro escolar de acuerdo a su
contexto.
· Asegurar una educación basada en las
necesidades del contexto, pero guiadas en su aplicación por los principios que
nos aporta la ciencia sobre cómo deben organizarse las acciones humanas, sobre
cómo se aprende y cómo se enseña, para garantizar un desarrollo educativo
coherente y adecuado a las necesidades de la sociedad y con absoluta
pertinencia en la forma y los métodos con los que actúan los profesionales
docentes.
· Potenciar el liderazgo pedagógico no solo
de sus directivos, sino también de un liderazgo distribuido que conforman sus líderes
naturales y de todo el profesorado en su conjunto.
· Proyectar y aprovechar, en una acción
coordinada y definida por todos, las sinergias colectivas en busca del bien
común.
· Dar sentido y armonizar el enorme trabajo,
individual y colectivo, que vienen realizando los profesionales del ámbito
educativo, al inscribirse sus acciones en un proyecto de mejora colectivo,
basado en un plan estratégico consensuado, que marca el rumbo que entre todos
hemos construido.
· Prestigiar, no solo la institución
escolar, sino también, la profesión docente, y enviar a la sociedad el mensaje
de que la escuela es una institución democrática que trabaja para dar la
respuesta más adecuada y mejorar sus condiciones de acuerdo a sus finalidades.
Especialmente, si se establecen los canales adecuados, para que toda la comunidad
educativa se comprometa a participar y colaborar, en función de la
responsabilidad alícuota que cada uno tenemos.
· Permitir, garantizar y transcender las
coyunturas particulares, desarrollando hábitos de trabajo colectivos que
permiten a la institución transformarse en organizaciones que no solo aplican
conocimiento, sino que aprenden y generan nuevos saberes útiles para la
educación del país.
· Tener como fundamento de su existencia, el
dar respuesta a las necesidades generales que la sociedad peruana del siglo XXI
exige, pero además y muy especialmente, el atender las necesidades particulares
de cada contexto.
· Etc.
Para finalizar, solo
nos queda desde aquí, dar las gracias a todos los docentes que participaron en
el taller que llevamos a cabo los pasados 14 y 15 de junio en Lima, por su
comprensión, su atención y su excelente colaboración para que pudiéramos
alcanzar los objetivos propuestos. Para mí fue un placer compartirles todo lo
que llevo dentro, mientras aprendíamos juntos. También agradecer a todos los
que hacen posible que pueda disfrutar de estas oportunidades de devolver a la
sociedad lo que de ella he recibido a lo largo de mi vida profesional. Especialmente
los responsables del Instituto Escalae y de la DIFODS.
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