lunes, 17 de julio de 2017

Perú apuesta por la “formación de capacidades profesionales docentes basadas en la escuela.”


Si la educación es el derecho y el medio más potente para luchar contra la brecha que divide a la sociedad entre los que lo tienen todo y los que no tienen casi nada, es decir, es la forma a través de la cual podemos avanzar hacia una sociedad más justa, democrática, solidaria, equitativa y pacífica; en ese caso, la obligación de los poderes públicos es dedicar los mayores esfuerzos a lograr una educación pública de la más alta calidad y eficacia con equidad para que los países avancen en la dirección correcta y trabajen por lograr el bien común.



Pero ¿cuál es la forma más eficaz de mejorar la educación de los países? La respuesta, podríamos convenir, que es compleja ya que, en ella, están implicadas variables de diferente índole que, al interactuar entre sí, generan nuevos elementos que no se pueden controlar de modo directo por no responder a reglas conocidas, y, en consecuencia, producen fenómenos difíciles de conocer y controlar. Pero según nos dice la investigación y la experiencia, el factor más decisivo de un sistema educativo es la calidad de los docentes (Informe Mckinsey 2007), por ello todos los esfuerzos que realicemos para mejorar la formación y el bienestar docente, serán de gran ayuda para lograr nuestros objetivos de mejorar la escuela y la educación.


La cuestión siguiente que nos debemos plantear es ¿cómo se mejoran las capacidades profesionales docentes? Y la respuesta que tradicionalmente se ha venido aplicando de centrar la formación en el profesorado de manera individual, ya hace años que puso de manifiesto su incapacidad de responder a las expectativas que en ella se pusieron. Entre otras razones porque responder a las demandas de formación de los docentes de manera aislada, no generaba el capital profesional suficiente, argumentado de manera magistral por Fullan, M., & Hargraeves, A. (2014), entre otros. Por tanto, en estos momentos no podemos seguir insistiendo en ello y debemos cambiar la mirada hacia la “Formación de Capacidades Profesionales Docentes” basadas en la escuela, como la forma más adecuada y eficaz de tener éxito y alcanzar la excelencia educativa para todos sin excepción. Naturalmente más allá de otras medidas y políticas de carácter social y económico que protejan más a los que más lo necesitan y creen las condiciones necesarias para cubrir las necesidades básicas de las personas, como condición básica para que la educación sea considerada un valor necesario y el medio para romper el círculo de la pobreza, la necesidad, la violencia y la fractura social.


Por todo ello, la tarea que se ha impuesto el Ministerio de Educación de Perú, debe considerarse que tiene el más alto interés y que, si se mantiene a lo largo del tiempo, con las condiciones necesarias, alcanzará sus frutos; pues no podemos olvidar que los planes estratégicos y los cambios en educación, son lentos y necesitan de largos procesos de desaprendizaje y de adquirir nuevos aprendizajes, que solo se logran cuando todos ponemos lo mejor de nosotros, confiamos en nuestras fuerzas y actuamos de manera sistemática y rigurosa, para lograr la consistencia necesaria en función de las metas que perseguimos. Por tanto debemos pasar de la queja y la defensa de las visiones particulares, por la formación docente basada en la escuela y tener como norte de nuestras acciones las finalidades educativas institucionales, es decir el perfil de egreso de los estudiantes, tal y como, desde su fundación (2009) se viene trabajando en Escalae System,  considerando que la calidad de la educación es la coherencia entre las finalidades educativas de la institución, lo que hacemos cada día en las aulas para lograrlo y los resultados que estamos obteniendo; sistema que requiere poner la mirada en las acciones colegiadas de los profesionales de la educación a través de la constitución de comunidades profesionales de aprendizaje docente, a fin de asegurar un trabajo colaborativo y eficaz.


Pero esos procesos, a la vez, necesitan que se creen las condiciones institucionales y de inversión necesaria, para retroalimentar el sistema educativo, con los insumos necesarios, para que las buenas intenciones, los proyectos, no fracasen por inanición. Y ello debe ser asumido por todos los poderes públicos, más allá de ideologías o coyunturas particulares. En consecuencia, debe ser una responsabilidad de las políticas de estado, que garanticen la continuidad de las acciones pertinentes, especialmente, en el caso de derechos fundamentales como la educación y la sanidad, con el fin de  avanzar hacia esa sociedad que la mayoría deseamos.

Para finalizar decir que los trabajos y el gran empeño que se vienen poniendo, desde el Minedu, y en particular desde la Dirección de Formación Docente en Servicio (DIFODS), buscan objetivos de gran valor institucional y educativo, que solo a lo largo del tiempo podrán evidenciarse, y que, entre otros, podemos apuntar los siguientes:

·      Reforzar la autonomía escolar, a la vez que dotan a los profesionales de la educación de una formación centrada en la escuela que les debe permitir trabajar a corto, medio y largo plazo, en función de unas finalidades educativas que, dentro del marco constitucional y legal del estado, han sido contextualizadas para cada centro escolar de acuerdo a su contexto.

·      Asegurar una educación basada en las necesidades del contexto, pero guiadas en su aplicación por los principios que nos aporta la ciencia sobre cómo deben organizarse las acciones humanas, sobre cómo se aprende y cómo se enseña, para garantizar un desarrollo educativo coherente y adecuado a las necesidades de la sociedad y con absoluta pertinencia en la forma y los métodos con los que actúan los profesionales docentes.

·      Potenciar el liderazgo pedagógico no solo de sus directivos, sino también de un liderazgo distribuido que conforman sus líderes naturales y de todo el profesorado en su conjunto.

·      Proyectar y aprovechar, en una acción coordinada y definida por todos, las sinergias colectivas en busca del bien común.

·      Dar sentido y armonizar el enorme trabajo, individual y colectivo, que vienen realizando los profesionales del ámbito educativo, al inscribirse sus acciones en un proyecto de mejora colectivo, basado en un plan estratégico consensuado, que marca el rumbo que entre todos hemos construido.

·      Prestigiar, no solo la institución escolar, sino también, la profesión docente, y enviar a la sociedad el mensaje de que la escuela es una institución democrática que trabaja para dar la respuesta más adecuada y mejorar sus condiciones de acuerdo a sus finalidades. Especialmente, si se establecen los canales adecuados, para que toda la comunidad educativa se comprometa a participar y colaborar, en función de la responsabilidad alícuota que cada uno tenemos.

·      Permitir, garantizar y transcender las coyunturas particulares, desarrollando hábitos de trabajo colectivos que permiten a la institución transformarse en organizaciones que no solo aplican conocimiento, sino que aprenden y generan nuevos saberes útiles para la educación del país.

·      Tener como fundamento de su existencia, el dar respuesta a las necesidades generales que la sociedad peruana del siglo XXI exige, pero además y muy especialmente, el atender las necesidades particulares de cada contexto.

·      Etc.

Para finalizar, solo nos queda desde aquí, dar las gracias a todos los docentes que participaron en el taller que llevamos a cabo los pasados 14 y 15 de junio en Lima, por su comprensión, su atención y su excelente colaboración para que pudiéramos alcanzar los objetivos propuestos. Para mí fue un placer compartirles todo lo que llevo dentro, mientras aprendíamos juntos. También agradecer a todos los que hacen posible que pueda disfrutar de estas oportunidades de devolver a la sociedad lo que de ella he recibido a lo largo de mi vida profesional. Especialmente los responsables del Instituto Escalae y de la DIFODS.

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