Esta es una pregunta que seguramente todos nos hemos hecho o
nos han hecho en más de una ocasión. Para responder de manera sencilla diremos
que entre los requisitos que consideramos imprescindibles están los siguientes:
1º Para poder ayudar de manera efectiva a una escuela,
necesitamos conocer su contexto, su cultura, la capacidad profesional de los
docentes, la gestión del conocimiento que se hace, las condiciones individuales
y colectivas para el trabajo, sus necesidades, sus fortalezas, sus debilidades,
sus ideales de mejora, etc.
2º Para que la ayuda pueda ser efectiva lo esencial es crear
las condiciones, las motivaciones, el deseo y la necesidad de mejorar para
sentirnos y realizarnos mejor, personal y profesionalmente con nuestro trabajo.
3º Debemos establecer procedimientos y protocolos para acordar
lo que estamos dispuestos y queremos mejorar, y, en consecuencia, decidir la
forma y en lo que vamos a trabajar.
4º El norte que debe guiarnos siempre es doble, por un lado,
responder a las necesidades del contexto, para respetar la cultura y
profundizar en las identidades particulares, y, por otro, tener presente el
cómo aprendemos los humanos, que la ciencia nos aporta en cada momento y que
debe fundamentar nuestra práctica docente, que será el núcleo desde el que se
inicie la mejora.
5º Concretadas las voluntades en relación con todo lo
anterior, es cuando podemos establecer el camino a seguir, la organización del
trabajo, el reparto de responsabilidades, establecer los tiempos y objetivos,
con los correspondientes indicadores de logro a conseguir en cada momento, etc.
Estableciendo un sistema de evaluación, autocontrol y seguimiento que nos
permita saber, en cada momento, dónde nos encontramos y hacía donde vamos.
6º Será bueno recordar que la mejora de la escuela será
proporcional al nivel de implicación, compromiso y la colaboración que se
genere entre todos, incluidas las familias y la comunidad escolar en general.
Es decir debemos convertir la escuela en una verdadera comunidad de
aprendizaje, profesional y comunitaria. Si lo queremos decir de otro modo, una
organización que aprende o una escuela inteligente, como prefieren llamarla
otros.
7º Todo ello lo haremos a partir de nuestra reflexión crítica
sobre la práctica, retroalimentada por el conocimiento que la ciencia nos
aporta en cada momento, para que de acuerdo a nuestra cultura, nuestra idiosincrasia,
nuestro contexto y nuestras condiciones particulares como organización podamos
aplicarlas de forma tal que nos permitan seguir siendo, cada vez, más nosotros,
reforzando nuestra identidad y solidaridad personal y social, pero mejorando la
humanización de la vida de todos, para lograr una sociedad más pacífica, más
justa y más sostenible.
8º La mejora de la escuela del futuro pasa no por la
formación aislada de los docentes que nos ofrecen los expertos, ellos solo nos
podrán iluminar el camino, sino que pasará por la capacidad profesional que
tenga cada escuela de “flexibilidad, la adaptabilidad, la creatividad, el
aprovechamiento de las oportunidades, la colaboración, el perfeccionamiento
continuo, una orientación positiva hacia la resolución de problemas y el
compromiso de maximizar su capacidad de aprender sobre su ambiente y sobre ella
misma.” (Hargraeves, 2005).
¿Qué hacer para mejorar una escuela? by Pedro Navareño Pinadero is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional License.