La vida en las aulas del mundo siempre están en la “cresta de la
ola” que empujan vientos que no siempre soplan en la misma dirección, ni
conocemos bien sus intenciones ni motivaciones. En estos momentos, tenemos una
fuerte marejada consecuencia de un mar de fondo llamado neoliberalismo, que se
esconde bajo eufemismos como economía de mercado, globalización, etc. Y cuyas
consecuencias para la educación son bien evidentes en las reformas que se
vienen llevando a cabo en los últimos años en cualquier país del mundo.
Los currículos escolares de buena parte de los países, están
basados en las llamadas “competencias”. Las razones de esta globalización
curricular son muchas. Quizá una de las más importantes haya sido la irrupción
de PISA en el ámbito internacional, allá por el año 2000, con la publicación de
su primer informe (ranking) sobre la situación de la educación en los
diferentes países que participan de dicho proyecto, y que ha funcionado como
revulsivo antes nunca conocido. Pues era frecuente, cuando se visitaba
cualquier país, oír a sus
dirigentes políticos, líderes escolares o docentes que su sistema educativo era
muy bueno y que estaba obteniendo grandes resultados. Pero este autoengaño se
acabó, justo cuando la OCDE publicó el primer informe y en la comparativa
internacional cada uno quedaba en el lugar que alcanzaron sus estudiantes en
dichas pruebas. Ese hecho cambió muchas cosas, pero sobre todo ha traído esta
globalización de los currículos. En la Unión Europea por la recomendación del
Consejo y el Parlamente de 2006, para que todos los países en sus reformas
contemplaran las competencias clave, básicas, o como se las quiera llamar. En
el resto del mundo por la necesidad de intentar alcanzar un mejor nivel de
resultados en el ranking PISA, pues de lo contrario tendría consecuencias poco
positivas para los políticos responsables de turno.
Otra razón de gran importancia para la globalización de los
currículos es el vertiginoso mundo de cambios en el que vivimos y la
incertidumbre, por no decir, desconocimiento de cuales serán los saberes
necesarios para el futuro, como muy bien describe el profesor David Perking,
cuando dice que la educación, y los docentes, lo teníamos mucho más fácil
cuando explicábamos para un mundo conocido y cierto, pero que, justamente,
ahora, nos toca educar a nuestros alumnos para un futuro que no sabemos muy
bien que conocimientos y habilidades exigirá, es decir desconocido. Por esa
razón es necesario el planteamiento de una educación centrada en el desarrollo
de capacidades, la adquisición de conocimientos instrumentales, el aprendizaje
de actitudes valores y normas, para ser aplicados en un contexto determinado,
pero sobre todo, para que los individuos tengan la capacidad de aplicar todos
esos elementos en otras situaciones, es decir, adquirir una aprendizaje situado
que les permitan resolver los problemas que encuentren en los diferentes
ámbitos de la vida. Y, como consecuencia de un mundo tan cambiante, adquirir
las estrategias y habilidades que les permitan seguir aprendiendo a lo largo de
toda la vida.
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